F.A.Q (Preguntas realizadas con frecuencia)
- ¿Cuáles son los objetivos de Autonomía Trans?
- Los objetivos de Autonomía Trans son:
a) Sacar del aislamiento a las personas que han sido rechazadas y del profundo agujero en que pueden estar algunas, mostrándoles una solidaridad trans.
b) Oírlas, incluso, si podemos conseguirlo, que las oigan psicólogos independientes, en libre debate con ellas, para que llegado el caso puedan avalar lo que digan.
c) Superar un esquema binario ("hay hombres, mujeres y punto") en la experiencia transexual.
d) Luchar contra el régimen de autorización, que es ya arcaico, pero que sigue presente tanto en nuestra ley como en los estándares de cuidado de la WPATH. En su lugar buscamos la implantación de un régimen de autonomía o consentimiento informado.
- Eso de "superar un esquema binario" me da un poco de repelús. ¿Queréis destruir los géneros? ¿Queréis decir que quien se siente bien como está, sin modificar su cuerpo, o quien se queda a medio camino entre ambos género es quien está sano, que las personas transexuales que queremos alcanzar el máximo posible pertenecer a un género o al otro somos quienes estamos enfermos? Es más ¡Yo soy una mujer/ un hombre normal y corriente! ¿Qué tiene eso de malo?
- ¡Noooooooooooo! ¡Querer ser un hombre o una mujer como otra cualquiera, e incluso rechazar identificarse como persona transexual, no tiene nada de malo! ¡Al contrario! Defendemos que cada cual pueda no sólo considerarse, sino ser reconocido plenamente, dentro del género que prefiera, ya sea este hombre, mujer, intersexual, trans, travesti, transgénero, dromedario... Cuando hablamos de no binarismo no nos referimos a la destrucción de los géneros mujer/hombre, sino a la flexibilización de estos, y también a la creación de géneros nuevos que se adapten al sentir de quienes no se ven como mujer/hombre.
El problema es que actualmente las UTIGs tan sólo están enfocadas a las personas que encajan dentro de las todavía estrechas categorías de género hombre/mujer, y dejan fuera a todxs lxs demás. Pretendemos que la asistencia sanitaria esté también abierta a estas personas que pertenecen a otras categorías o "conjuntos difusos" de género, puesto que la asistencia médica es un derecho humano, no sólo un derecho de hombres y mujeres.
- Hay personas que no han visto confirmadas las expectativas que tenían al acudir a la UTIG, pero porque se trataba de personas que no tenían ni tendrán nunca la identidad de género cruzada en relación a su sentir. Yo me alegro de que exista un filtro psicológico que haya evitado que llegasen a efectuar algún cambio en su cuerpo del que posteriormente se habrían arrepentido.
- Ni los profesionales de salud mental ni cualquier otra persona es quién para juzgar si somos o no somos trans. La labor de un profesional de salud mental dentro de las UTIG debe ser de escucha y guía. Se trata de RESPETO a la decisión más personal del mundo, que es la de vivir como unx se siente, conforme a lo que se es. Las UTIGs no deberían estar para juzgar, sino para guiar, aconsejar, escuchar. Lo que queremos es impedir esa impotencia que muchas personas transexuales han vivido. Ya bastante nos juzga la sociedad como para que también nos juzguen quien se supone que nos ha de ayudar.
- Si una persona va a la consulta de un psiquiatra o un psicólogo y le manifiesta sentirse del género contrario, pero que no desea terapia hormonal, tampoco cirugías, tampoco adoptar costumbres ni modificar el tono de voz, y en definitiva no realizar ninguna de las formas de conducta del género al que dice se siente indentificadx ¿De verdad creéis que un psicólogo o psiquiatra podría declarar a dicha persona como transexual?
-  Sí, así es. De hecho existen casos de personas que, tras haber recibido un diagnóstico de transexualismo en la UTIG, deciden no optar por ninguna modificación corporal, e incluso por no contarlo en su ámbito laboral y familia. Simplemente buscaban una explicación a sus sentimientos y la confirmación de que no se estaban volviendo locxs, o de que eran los únicxs del mundo a los que les ocurría eso. Obtener un diagnóstico les da tranquilidad y seguridad en si mismxs.
Por otra parte, el hecho de no querer recibir un tratamiento médico no implica que la cuestión no exista.
- ¿Queréis presionar a los psicólogos/psiquiatras de las UTIGs a que den diagnósticos de transexualismo a todos los pacientes?
- No. Al hablar de "autonomía" lo que pretendemos es eliminar el requisito del diagnóstico psicológico previo. No se trata de obligar a que los psicólogos declaren que todo el mundo que pasa por sus consultas es transexual. Se trata de que los psicólogos no tengan que emitir ningún diagnóstico, ni a favor ni en contra de las pretensiones del interesado. La persona interesada debería ser la única autorizada para tomar decisiones respecto a las modificaciones corporales que desee realizar.
- A mí me parece que la decisión de iniciar la transición de un género a otro es demasiado difícil como para dejar a la gente sola. Muchxs necesitan ayuda de un psicólogo porque se sienten confundidxs, no tienen muy claros sus sentimientos, o tienen unas expectativas irreales respecto a cuales serán los resultados del tratamiento. No me parece bien obligarlxs a tomar esa decisión sin prestarles asesoramiento alguno.
- Autonomía no significa soledad. Nuestra opinión es que la asistencia de un psicólogo es necesaria en el proceso de transición, pero su labor, como ya hemos señalado antes, debe ser la de acompañar, escuchar, dotar de herramientas para resolver las situaciones a las que vamos a tener que enfrentarnos, y, cómo no, dar una idea clara de lo que se puede y NO se puede esperar de los tratamientos médicos. Es más, percibimos que el hecho de que se haya adjudicado al psicólogo el papel de juez, impide que pueda realizar esta labor de asesoramiento y acompañamiento, lo que va en detrimento del bienestar del interesado.
En más de una ocasión hemos oído (y algunos de nosotros hemos vivido) la decepción que uno siente cuando, el día que llega a su primera consulta con el/la psicologx de la UTIG, pensando que por fin alguien le va a escuchar y ayudar, descubre que en vez de la ansiada ayuda recibe una descripción de cómo será el proceso de diagnóstico de transexualismo. En un régimen de autonomía en que tal diagnóstico no fuese necesario, esta decepción tampoco se produciría.
- ¿No hay ningún caso en el que consideréis que no se debe permitir que una persona inicie el proceso de transición de un género a otro?
- En principio, no. Consideramos que una de las cosas que el psicólogo debería hacer es comprobar que la persona tenga capacidad de tomar decisiones, es decir, que sea responsable y no esté incapacitada. Y aún en el este caso creemos que sería necesario establecer mecanismos para permitirles realizar la transición.
- ¿Y qué pasa si después de haber realizado el "cambio de sexo" se arrepienten? ¿No es mejor que haya alguien que proteja a las personas y evite que se hagan daño a si mismas?
- Entendemos que hay personas que no se sienten capaces de tomar la decisión de seguir adelante o no con un proceso médico para modificar su cuerpo de forma irreversible. Como ya hemos señalado, pensamos que el psicólogo no debe ser eliminado del protocolo, nos parece más correcto que su función se adapte al modelo de toma de decisión compartida, que en pleno S. XXI ya está generalizada en prácticamente todos los campos de la atención sanitaria. Según este modelo de atención, el profesional debería negociar el grado de participación en el proceso de decisión, de modo que la persona pueda elegir si tomar la decisión sola, si quiere asesoramiento, o si prefiere que el médico decida por ella.
Por otra parte, la experiencia demuestra que en más de una ocasión se ha rechazado a personas que posteriormente han realizado la transición y han vivido felices dentro del rol de género deseado, igual que hay un porcentaje de personas que, después de recibir un diagnóstico de transexualidad, se "arrepienten" y desean regresar al género de origen. Esto significa que los diagnósticos psicológicos no son 100% fiables. Siendo así, pensamos que las personas trans debemos poder escoger entre permitir que los profesionales de salud mental nos asesoren, o actuar según nuestro propio criterio. En este último caso, tendremos también que hacernos responsables de las consecuencias de nuestras decisiones.
viernes, 5 de marzo de 2010
viernes, 19 de febrero de 2010
Rescatadles
                          La              situación las personas que han sufrido una catástrofe natural puede ilustrar la de otras personas que  también              necesitan  rescate. También ellas están vivas, aunque en un  agujero               negro. También sobre ellas han caído determinados escombros,  por               errores humanos que a veces son tan inevitables como los  hechos  naturales. Pero en este caso, no              gritan, no llaman. Están  ahí sufriendo muchísimo, pero no se  las              detecta. Y su  rescate sigue siendo humanamente posible.                
                           Estamos empezando a hacer una convocatoria para quienes han  visto               denegada su solicitud de tratamiento médico en alguna unidad  o  por              algún profesional, de manera que podamos formar un  grupo de              rescatados y rescatadas. En este caso, de buena fe  desde  luego, el              peso de numerosos errores es lo que les  ha caído encima.  
                          Errores, también desde luego,  que no son  achacables a las  propias              unidades sino a los supuestos  que han seguido hasta ahora la               Medicina y la Psicología al  acercarse a las personas  transexuales. 
                            Sabiendo la fuerza del sentimiento transexual, de la  necesidad de               cambio, es fácil imaginar la angustia de quien, sintiéndolo,   puede              haberse visto con el paso cerrado a su forma de ser.  
                            Más aún, cuando habiendo superado mil miedos y toda la  represión               cultural que tenemos interiorizada desde hace siglos, hemos   creído              llegar a buen puerto, a un medio amistoso, y nos  encontramos  con que              es precisamente en él (y no de mala  fe) donde se da un golpe               dolorosísimo a nuestra esperanza.   
             No               sabemos cuántos ni cuántas transexuales se han visto en esta                situación, no sabemos cómo se les ha argumentado la  denegación  del              servicio público, no sabemos cuáles son las razones que   erróneamente              se han utilizado, pero a la vista de los  criterios que se  usan en              algunas unidades, nos tememos que  quienes han sufrido esa  dura              prueba sean muchos y que no  esté justificado objetivamente,  de modo              alguno, que se les  haya cerrado la puerta
                             ¿Cómo ha salido de la unidad o de la consulta del  profesional               aquella persona que esperaba orientar por fin su vida?  
                             ¿Qué ha sentido al pasar por la sala de espera y ver a sus               compañeras y compañeros con la sensación de que ya no los  volverá a               ver, que ha sido separada de su lado?  
                             ¿Cómo ha vuelto a su casa, a su oscuridad, al armario en el  que               podía encontrarse, después de haber intentado salir y ver  que  otras              personas le niegan el derecho a hacerlo?  
                             ¿Cómo está siendo su vida? ¿Ha conseguido seguir adelante  con la               fuerza de la rebeldía o se ha sentido hundida y sin saber  qué  hacer              a partir de ese momento?  
                            ¿Se ha hecho algún estudio de seguimiento de estas personas  para               reevaluar la denegación y sus consecuencias? Puede ser,  aunque  habrá              sido difícil, porque una persona rechazada no vuelve  con  gusto a              donde ha sufrido, por lo que me temo que, de  hecho, no.  
                           Los criterios que parece que hemos detectado en algunas  unidades,               por conversaciones con sus usuarios, son a veces  profundamente               erróneos y deberían ser objeto de una no menos profunda   revisión.  
             Me               pregunto si estos criterios, variables desde luego según las                unidades, han podido ser los siguientes:  
                            =Exclusión por enfermedad mental. ¿Ha habido personas que  hayan               sido simplemente excluidas al detectárseles unos síntomas               psicopatológicos? ¿Se ha tenido en cuenta que en este caso,  el               criterio indicado es resolver primero la enfermedad mental y   después              atender a la demanda de la persona candidata? ¿Ha  figurado  en el              protocolo una atención secundaria mientras  durasen los  cuidados              psiquiátricos? ¿Se ha practicado el  seguimiento lógico y  necesario,              en estas historias de vida  más que en otras?  
                            =Esquema binario del sistema sexogénero, que sólo ahora, es  verdad,               se empieza a comprender que es la causa cultural de muchos               prejuicios ¿Pero se ha pensado que, si no se quiere ser   hombre, hay              que ser mujer, o viceversa? ¿Se ha pretendido  que la persona               candidata cumpla con unos modelos de  masculinidad o  feminidad muy              definidos? ¿Se han usado  tests de masculinidad-feminidad  basados en              criterios de  los años cincuenta o sesenta que, simplemente,  hoy ya              no  están vigentes?  
                             =Esquema binario de la orientación sexual. ¿Se ha  desconfiado de las               personas que en su asignación de origen mostraban una   orientación              hacia el mismo género deseado? ¿Se ha supuesto o  primado  que,              después de la reasignación, las relaciones  preferidas fueran  las de              hombres con mujeres o mujeres con  hombres?  
                             =El llamado test de la vida real. ¿Se ha creído que esta  llamada               prueba es decisiva? ¿Se ha supuesto que la vida real   admisible              debería consistir en un ingreso en la vida  convencional de  mujer u              hombre? ¿Se ha tenido en cuenta  que la transición social es,  con              mucho, el paso más  difícil, mucho más que la transición  hormonal o               quirúrgica, porque puede tener consecuencias demoledoras en  lo               familiar o lo laboral? ¿Se ha respetado el derecho de cada  persona               candidata a valorar por sí misma sus opciones prácticas o  el  ritmo              de su transición? ¿Se ha insistido en poner esa  prueba al  principio,              cuando la persona no está habituada a  vivir de acuerdo con  el nuevo              género y cuando no ha  experimentado cambios hormonales que  le ayuden              con su  imagen? ¿No es ese intento, cuando sea posible  hacerlo               reversiblemente, una posible ayuda para la autoevaluación,   pero no               la prueba irrenunciable que todas las personas candidatas   deben              pasar?  
                            =Argumentos estéticos y éticos. ¿Se ha valorado a las  personas               candidatas por su apariencia o por la feminidad/masculinidad  de  sus              gestos y, paternalistamente, por sus supuestas  posibilidades  de              hacer el cambio social? ¿Se ha reconocido  el derecho de cada  cual a              bregar por sí en la vida,  aunque tenga que ser con mil  dificultades?               
             En               este aspecto, ¿se ha pensado que los modales, gestos,  frases,               interjecciones, pueden variar mucho de unos grupos sociales a   otros,              de manera que  evaluarlos como femeninos o no desde  las  propias              referencias puede ser un rotundo error?  
                            =Prioridad a teorías sobre la transexualidad, todas               insuficientemente elaboradas todavía, más que a la práctica.  ¿Se han               seguido consideraciones sobre la “transexualidad primaria o               secundaria”, sobre la “verdadera transexualidad” (¿es que   hay una              falsa? ¿O es una diferente?), sin tener en cuenta  los  profundos              cambios, las transformaciones y  autodescubrimientos en  muchas de las              evoluciones  transexuales, el impacto teórico y práctico del              binarismo  de género?  
                            =Atención  a las propuestas de la persona candidata. ¿Han  sido               tenidas en cuenta proposiciones como el cambio de sexo sin   cambio de              género, que pueden depender, o bien de una  necesidad  personal (no-              binaria), o bien de dificultades  objetivas e insuperables en  los              terrenos familiar o  laboral? ¿O el cambio de sexo parcial,  limitado              a la  eliminación de las gónadas, lo que también puede  responder a               una adaptación no-binaria o al simple realismo de quien sabe  lo que               puede esperar y lo que no, y sus costes en la práctica de  la  vida?  
                          Constituir un grupo numeroso de personas  transexuales  rescatadas de              esos posibles errores, o de  otros que todavía no hemos  visto, es              pasar de la  impotencia en soledad al compañerismo y la  fuerza, vida              y  eficacia social. Además, es presentar ante la sociedad  entera el               variado cuadro de la realidad transexual, de la verdadera   libertad              de género.  
                            No es formar una asociación, no lo somos ni queremos serlo.  Es               formar un grupo o una red, un contacto, una lista que libere  del               aislamiento y donde puedan ir surgiendo iniciativas en   libertad, en              la solidaridad trans. 
                           Por eso es tan importante que se constituya este grupo, o  esta red,               que ya está funcionando porque algunos amigos y amigas nos   hemos              comprometido con esta cuestión. Sabemos que aquí  puede  renacer la              esperanza y, sobre todo, que cada cual  sea reconocido o  reconocida              tal como es, con los matices  de su transexualidad.  
                            Si estás implicado o implicada en esta temática, por favor,  visita               los foros de esta página para ponerte en contacto con   personas como              tú o que sienten fuertemente la necesidad de  que se respeten               nuestros derechos.  
Kim Pérez.
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