lunes, 12 de diciembre de 2011

EVOLUCIÓN DEL REQUISITO “EXPERIENCIA DE LA VIDA REAL”

EVOLUCIÓN DEL REQUISITO LLAMADO

“EXPERIENCIA DE LA VIDA REAL” (“TEST DE LA VIDA REAL”)

EN LA U.T.I.G. DE MADRID, ENTRE LOS AÑOS 2010 Y 2011

Mediante este comentario tratamos de hacer patente el cambio evolutivo que ha sufrido la definición del concepto denominado “Experiencia de la Vida Real” (EVR) en los documentos públicos de la “Unidad de Trastornos de Identidad de Género” (UTIG) de la Comunidad de Madrid, en el periodo que va desde el año 2010 al presente año 2011.

AÑO 2010

Comenzando con los documentos públicos de la UTIG firmados en el año 2010, podemos observar claramente que la llamada EVR se ajusta perfectamente a la definición, por un lado, de requisito previo a la cirugía genital (CRS), y por el otro, de fase del tratamiento posterior al diagnóstico, y paralela a la administración hormonal, de duración mínima de 2 años.

Hemos extractado dichos documentos (por demás, accesibles fácilmente en los buscadores de internet), entresacando los enunciados que se refieren indudablemente (en nuestra opinión) a la llamada EVR, con el fin de hacer más fácil y automática la comprensión de la mencionada “evolución” del concepto que queremos resaltar.

19 de Mayo de 2010

“ABORDAJE MULTIDISCIPLINAR DE LA TRANSEXUALIDAD: DESDE ATENCIÓN PRIMARIA A LA UNIDAD DE TRASTORNOS DE IDENTIDAD DE GÉNERO DE MADRID (UTIG MADRID)

N. Asenjo-Araque, J.M. Rodríguez-Molina, M.J. Lucio-Pérez y A. Becerra-Fernández

(…)

Fase I: Protocolo de abordaje interdisciplinar de la transexualidad

(…) Una vez en la UTIG, tras la valoración inicial, se inicia la fase de evaluación psicológica. Se elabora la historia clínica biográfica del paciente… y se recaban datos específicos respecto a la identidad de género del paciente… Tras la administración y corrección de las pruebas… se convoca una sesión clínica donde están presentes todos los profesionales que componen la unidad. En ella se emite un juicio clínico acerca del diagnóstico de identidad de género del paciente que avanza en su caso a la siguiente fase…

Fase II: Tratamiento hormonal y «experiencia de vida real»

(…) el médico endocrinólogo examina al paciente… Si no existe contraindicación alguna, procede a la prescripción del tratamiento hormonal (TH) … En la fase de tratamiento hormonal, la intervención psicológica consiste fundamentalmente en acompañamiento terapéutico y se basa en la denominada ‘‘experiencia de vida real’’ o ‘‘prueba de vida real’’. Durante esta fase el paciente comienza a adecuar su imagen al sexo sentido (ropa, maquillaje, depilación, lenguaje, lenguaje no verbal, etc.)…

En todo caso, pasar a la fase quirúrgica exige 2 años de tratamiento hormonal y también haber superado satisfactoriamente la experiencia de vida real.

Fase III: Cirugías para modificar las características sexuales secundarias

Transcurrido un periodo mínimo de 2 años de hormonación controlada por el médico endocrinólogo (no de autohormonación), así como de realización de la experiencia de vida real de acuerdo al sexo sentido, se procede a realizar las canalizaciones necesarias (a través de la gestora de pacientes) para las intervenciones quirúrgicas demandadas por el paciente…

Fase IV: Cirugía de reasignación de sexo

Cuando el paciente ha realizado las fases anteriores y se ha conseguido la adecuación de su imagen exterior al sexo elegido, con experiencia de vida real en el entorno inmediato y comunitario, es cuando se pasa, solo si el paciente así lo demanda, a la cirugía de reasignación de sexo (CRS).

(…)

11 de Noviembre de 2010.

DR. ANTONIO BECERRA FERNÁNDEZ, COORDINADOR DE LA UTIG:

“”Cuando una persona transexual inicia el tratamiento, éste consiste básicamente en dos tipos de aspectos simultáneos:

Por un lado, el Tratamiento Hormonal controlado y por otro la Experiencia de Vida Real. De esta forma la persona en tratamiento va adoptando poco a poco la apariencia y los roles del “sexo deseado”. Este proceso transexualizador previo a las Cirugías de Reasignación de sexo debe durar como mínimo dos años, según diversos protocolos internacionales.

Antiguamente se hablaba de test de vida real, en el sentido de que la persona debía probarse a sí misma que estaba identificada con el sexo que decía sentir. Hoy se usa más el término Experiencia de vida Real. Durante este proceso los pacientes van adoptando paulatinamente la apariencia y roles del sexo sentido. El ritmo de este proceso depende del entorno social, familiar y laboral de cada persona. Así, algunos pacientes pueden adoptar inmediatamente el aspecto del sexo deseado, mientras que otros deben antes solucionar problemas laborales, familiares o de pareja.

En todo caso es imprescindible que antes de las cirugías de adecuación anatómica que son intervenciones irreversibles, la persona haya adoptado en gran medida la apariencia y roles del sexo al que dice pertenecer.””

No creemos necesario tener que resaltar que, en estos documentos publicados en 2010, es patente la identificación del concepto de la llamada “Experiencia de la Vida Real” que usa la UTIG de Madrid, con la de los protocolos de la WPATH (World Professional Association for Transgender Health), llamados “Standards of Care-6”, de los que transcribimos:

“” El acto de adoptar completamente un nuevo papel de género, o uno en desarrollo, durante la vida cotidiana se llama la experiencia de la vida real. El diagnóstico, aunque siempre puede ser reconsiderado, precede a la recomendación de que los pacientes emprendan la experiencia de la vida real.

Criterios de Elegibilidad. (para las variadas cirugías genitales)

(…)

3. 12 meses continuos de experiencia exitosa de la vida real, por tiempo completo.””

AÑO 2011

Pero, ¿qué sucede en el año 2011 para que se produzca un cambio tan llamativo en la definición del concepto de EVR de los documentos públicos de la UTIG-MADRID?

Lo primero, para poder comprender esta evolución que luego veremos, tal vez sea introducir y describir un concepto muy utilizado en Psicología Social, llamado “Historia de Vida”:

“” Siguiendo a Ruiz Olabuénaga (1989) podemos decir que en la historia de vida, una persona refiere en un largo relato el desarrollo de su vida desde su propio punto de vista y en sus propios términos. Acompañado de un experto «sonsacador», el sujeto va desgranando mediante entrevistas, acompañadas de grabaciones magnetofónicas, redacciones propias, visitas a escenarios diversos, entrevistas a familiares o amigos, fotografías, cartas... los episodios o etapas de su vida.

Se trata, por supuesto, de un relato puramente subjetivo, una perspectiva detallada y concreta del mundo que eventualmente podrá resultar errónea en no pocas de sus partes.

Cuatro objetivos principales justifican el uso de historia de vida como método de investigación:

.- Captar la totalidad de una experiencia biográfica en el tiempo y en el espacio, desde la infancia hasta el presente, desde el yo íntimo hasta cuantos entran en relación significativa con nuestra vida.

.- Captar la ambigüedad y cambio.

.- Captar la visión subjetiva con la que uno mismo se ve a sí mismo y al mundo.

.- Descubrir las claves de interpretación de no pocos fenómenos sociales de ámbito general e histórico que encuentran explicación adecuada a través de la experiencia personal de los individuos.

Una historia de vida puede elaborarse sobre la base a un documento escrito por el propio sujeto (autobiografía, unas memorias, un diario), pero no corresponde a la metodología aquí explicada en la que el investigador interviene directamente en el relato. Sólo captando los procesos y los modos en los que los individuos captan y crean su vida social, podremos captar el significado subjetivo que las cosas poseen para ellos. El investigador sabe que cada persona cuenta y echa mano de una teoría implícita para explicar sus propios comportamientos y actos, y sabe también que él mismo, como investigador, recurre a teorías explícitas en la entrevista.

La entrevista y su ulterior elaboración consisten en una lucha por equilibrar estas dos series de teorías explicativas: la del propio sujeto y la del entrevistador, de manera que se alcance un balance entre las teorías supuestamente válidas del investigador y las explicaciones reales del sujeto.

Tres grandes capítulos encierran el contenido básico de una historia de vida:

.- Las dimensiones básicas de su vida: biológica, cultural, social.

.- Los puntos de inflexión o eventos cruciales en los que el sujeto altera drásticamente sus roles habituales, se enfrenta a una nueva situación o cambia de contexto social.

.- Los procesos de adaptación y desarrollo a los cambios, que se suceden en el proceso de su vida.””

¿Por qué creemos que es trascendente familiarizarse con el concepto de “Historia de Vida” en este preciso instante?...

Vamos a leer los extractos de los documentos públicos de la UTIG-MADRID en el año 2011, y tal vez encontremos la respuesta a esta cuestión:

7, 8 y 9 de Julio 2011

IX Congreso Nacional de Psicología Clínica

EVALUACIÓN DE LA EXPERIENCIA DE VIDA REAL EN PACIENTES TRANSEXUALES EN LA UNIDAD DE TRASTORNOS DE IDENTIDAD DE GÉNERO DE MADRID (UTIG-MADRID)

Nuria Asenjo, José Miguel Rodríguez, Raquel García, Belén López, Antonio Becerra.

(…)

Dentro de la amplia evaluación que se realiza en la UTIG- Madrid a personas transexuales, es de obligada revisión la experiencia de vida real como mujer o como hombre, según el sexo sentido, que haya desarrollado el/la paciente… para determinar en que fase de la experiencia de vida real se encuentra el paciente, contribuyendo, en este caso, a enriquecer y determinar el diagnóstico de transexualidad… una vez evaluada dicha experiencia vivencial, se interviene con el paciente, a través de sesiones de psicoterapia, para adecuar comportamientos, imagen, estilo personal,…etc. con el fin de mejorar el ajuste a su “nuevo” rol social.

Método

(…) son básicas las experiencias diarias vividas como mujer u hombre, de cara a superar adecuadamente las fases de tratamiento de la transexualidad, tal y como está publicado en los criterios de la Asociación de Harry Benjamin…(Nota de los autores: Es así como se llamaba la WPATH antes de cambiar su nombre en el año 2006)

Posteriormente, se completa la fase de evaluación con entrevistas clínicas y se mantienen sesiones clínicas multidisciplinares, hasta elaborar un diagnóstico y juicio clínico consensuado.

En este momento, los psicólogos clínicos intervenimos más específicamente para definir la experiencia de vida real de la persona bajo el sexo sentido, es decir: sus vivencias, experiencias, sentimientos y emociones bajo el sexo con el que siempre se han vivido… recogemos aspectos biográficos específicos, entre los que se encuentran los primeros recuerdos de vivencias de imagen corporal, periodos de socialización, cómo interiorizaba su imagen corporal, cómo se vivieron los cambios puberales: la menarquía (en el caso de chicos transexuales), el cambio de voz, las primeras erecciones y eyaculaciones involuntarias (en el caso de chicas transexuales), etc.

Resultados

En nuestra experiencia clínica, la utilización de dichos criterios para evaluar la experiencia de vida real bajo el sexo sentido, nos ayuda a aclarar y definir mucho más el diagnóstico de la persona con Disforia de Género.

Tras su empleo sistemático, validaremos y elaboraremos la Guía de Evaluación para la Experiencia de Vida Real (GEVR), que publicaremos dentro de los instrumentos de evaluación de la UTIG-Madrid.

Conclusiones

Como conclusión, destacar que es básico desarrollar una evaluación completa y exhaustiva para establecer el diagnóstico clínico. Esta evaluación no sólo puede residir en pruebas objetivas complementarias a las entrevistas clínicas sino completarse con una extensa recogida de datos biográficos sobre la experiencia de vida real de la persona según su sexo sentido.

Como ya hemos mencionado, actualmente, en la UTIG de Madrid, estamos concretando la elaboración de una Guía para la Evaluación de Experiencia de vida Real (GEVR) que se nutre de los criterios citados anteriormente y que a buen seguro constituirá un instrumento imprescindible en la Evaluación Clínica de personas transexuales.””

EXPERIENCIA DE VIDA REAL EN UNA PACIENTE TRANSEXUAL FEMENINA

Belén López-Moya, Nuria Asenjo-Araque, Raquel García-Romeral, José Miguel Rodríguez-Molina y Antonio Becerra-Fernández.

(…)

La paciente comenzó en la UTIG en octubre de 2008… Tras pasar por una fase de evaluación y diagnóstico la paciente pudo pasar a la fase de EVR y Tratamiento hormonal, cuya duración protocolizada es de un mínimo de dos años, para poder pasar a las Cirugías…

Desde el comienzo de la etapa de EVR tuvo que realizar una serie de pasos, entre los que entraban informar a las personas de su entorno del proceso por el que iba a pasar, elección de nombre, los trámites para el cambio de nombre y sexo en los documentos legales, modificación de la imagen externa de una forma progresiva,... al inicio de la EVR nos comenta que comenzó el cambio de imagen en casa, extendiendo cada vez a más contextos. Lo inició en casa con ropa de rol femenino (pijama femenino,...) ... sesiones de láser, eliminación del vello facial… eligió nombre de mujer… esperó a que el láser hiciera efecto para el cambio de imagen…

Valora de forma muy positiva la EVR, para ella no es una experiencia, si no un paso más que hay que dar. “Con la EVR te vas deshaciendo de las etiquetas que tenías antes y que no te pertenecían”.

En el momento actual se encuentra muy satisfecha… Se sigue trabajando en las sesiones de seguimiento la EVR a espera de finalizar las CRS…

Discusión y conclusiones.

(…)

Se debe de considerar que este caso no es el más común (chica joven, con apoyo social,...). Muchas de las mujeres transexuales tienen una situación difícil para lograr llevar a cabo la EVR

Son muchas las realidades posibles en las mujeres transexuales y por tanto diferentes las formas en que se debe de plantear la EVR y el cómo ir dando los pasos para que se lleve a cabo de la mejor forma posible...

EXPERIENCIA DE VIDA REAL EN UN PACIENTE TRANSEXUAL MASCULINO

Raquel García-Romeral, Nuria Asenjo-Araque, Belén López –Moya, José Miguel Rodríguez –Molina y Antonio Becerra-Fernández.

Introducción

Se presenta la Experiencia de Vida Real (E.V.R.) en un paciente transexual masculino…

…incluiremos algunas anotaciones previas para aclarar a qué nos referimos con persona transexual masculina y Experiencia de Vida Real… Para concluir, se enfocará la E.V.R. de este paciente como un proceso integrado a lo largo de su biografía.

Método

(…)

En la U.T.I.G. de Madrid accedió como paciente en 2009, hace aproximadamente dos años.

… respecto a la intervención, se centró en el apoyo de E.V.R. y en el manejo de la ansiedad.

La Experiencia de Vida Real de una persona transexual masculina suele entenderse a partir del momento temporal en el que el paciente vive como hombre en todos sus contextos y áreas vitales, incluyendo el empleo del nombre masculino elegido para que se le designe.

… un proceso integrado dentro de un protocolo de evaluación. Además, es requisito previo que se cumpla durante al menos dos años junto con la terapia de hormonación para optar a cirugías masculinizantes…

Resultados

A continuación se estructura por etapas ontológicas la información recogida en relación a la E.V.R

Infancia: (…) se sentía niño y quería hacer “cosas de niños”… comenzó a percibir que le “miraban mal”... Era considerado “diferente” tanto para las pandillas de niñas como para las de niños…

Pubertad: (…) Recuerda rezar por las noches para levantarse como chico… a la edad de 10 años, percibió el aumento del volumen de sus pechos… la menarquía le reafirmó que su cuerpo se desarrollaba de modo femenino y sin vuelta atrás.. se refugiaba en juegos de imaginación donde se visualizaba como un chico… regulaba su vestimenta para pasar desapercibido... había reflexionado que su fisionomía no cambiaría y su objetivo se centró en entablar relaciones de amistad… para pasar desapercibido, incluso seguía las orientaciones de su familia dejándose el pelo largo... llegó a la conclusión de que <>… tras los cambios de desarrollo puberal anticipó que su vida no sería la deseada y reorientó sus objetivos vitales a la consecución de una vida estándar que le asegurara estabilidad y certidumbre…

Juventud: (…) el ambiente académico le presionaba para definir aún más su imagen e identidad… ajustó su imagen de forma más femenina y retomó las imaginaciones planificadas de cómo sería su vida ideal… Su apariencia femenina no le facilitó encontrar pareja… pronto sintió que le atraían las chicas heterosexuales…

Adultez: (…) ansiaba llegar a la edad adulta como forma de conseguir la estabilidad que le equilibrara las carencias que percibía respecto a su condición… Sus intentos por equilibrar su vida, primero a través de los estudios, el atletismo y luego mediante el gimnasio se fueron derrumbando… influyó en su estado anímico: actitud irascible, sentimientos de frustración, búsqueda de aislamiento social, anhedonia, abandono de su cuidado personal, etc.

Entonces…compartió por primera vez la inquietud respecto a su identidad como hombre… luego buscó ayuda profesional… le derivaron a la U.T.I.G. de Madrid, donde inició su proceso... tras dos años de terapia hormonal masculinizante, se encuentra a la espera de los trámites para el cambio de nombre y sexo en su D.N.I. y pendiente de las cirugías de mastectomía e histerectomía... Actualmente, su identidad sexuada de varón la expresa externamente con su apariencia masculina y en todos los contextos de su vida, ya sin tener que encubrirla o disimularla.

Conclusiones

(…)

En el análisis de este caso concreto, la E.V.R. no se trataría de una prueba o test, ni de un mero protocolo sociosanitario, ni siquiera de un periodo concreto de apariencia masculina… la E.V.R. ha sido un proceso biográfico de su identidad… aunque haya estado presente desde la infancia, las expectativas y exigencias sociales suscitadas por su anatomía de nacimiento han ido modulando, ocultando o disfrazando su expresión…

Aunque este caso se refiere a una persona concreta y no pueden extraerse conclusiones generales, al menos si puede servir como punto de inicio para el planteamiento de una Experiencia de Vida Real no evaluable de forma rígida.

Si las entrevistas psicológicas iniciales contemplan la vivencia referida de la identidad sexuada en vez del comportamiento manifiesto de ésta, se podrá entender la E.V.R. desde un enfoque más comprensivo y coherente con la biografía del paciente.

Nota Importante: Un párrafo del principio del texto "Evaluación de la Experiencia de Vida Real (...)", de 2011, nos preocupa muy seriamente.

Es el que dice así, y nos permitimos glosarlo para subrayar la gravedad de sus conceptos:

"... una vez evaluada dicha experiencia vivencial [o "Historia de vida", es decir, después de elaborarla] se interviene con el paciente, a través de sesiones de psicoterapia [tendente a la modificación de conductas] para adecuar [para conseguir una actitud conformista] comportamientos, imágenes, estilo personal [puede ser patético llamar "personal" al estilo resultante]...etc, con el fin de mejorar el ajuste a su "nuevo" rol social " [¿se considera la UTIG legitimada para definir y medir cómo debe ser la inserción verdaderamente personal en la sociedad, cuando sabemos que en la sociedad actual hay innumerables estilos alternativos, y cuando se trata, sobre todo, de respetar la libre determinación de cada persona sobre su forma de vida?]

La UTIG-MADRID, en suma, pretende continuar imponiendo "comportamientos, imágenes, estilo personal", conformes con los criterios de la Unidad, so capa de una pretendida solicitud por las personas transexuales, imposición que oculta una visión autoritaria sobre gestos, arreglos y expresión personal, que resulta asombrosamente única dentro de las sociedades democráticas y libres.

No se olvide que de ese "juicio clínico" de los resultados de las "sesiones de psicoterapia", imponiéndose sobre los "comportamientos, imágenes, estilo personal" decididos libremente por cada cual, depende la posibilidad de acceder o no a los tratamientos de la Seguridad Social, deseo y aun necesidad acuciante para las personas transexuales, que ven en ellos la esperanza de su expresión real de género y del bienestar que se ha probado que pueden conseguir.

NUESTRAS CONCLUSIONES FINALES

No nos cabe la más mínima duda de que el significado que le otorgan al concepto “EVR” (“Experiencia de la Vida Real”), los integrantes de la UTIG-MADRID, ha sido modificado desde los documentos del año 2010 a los publicados en el año 2011.

En estos últimos (2011), nos parece evidente la pretensión de solapar el concepto “EVR” y el concepto “Historia de Vida” (de forma, por demás, bastante burda), y con propósito desconocido.

Pero la “Historia de Vida” de un paciente (según todas las definiciones académicas) comienza con sus primeros recuerdos, y no implica una imposición sobre su atuendo, comportamiento o actitudes ante la vida. Por el contrario, la “Experiencia de la Vida Real” (según las definiciones de la UTIG): “…suele entenderse a partir del momento temporal en el que el paciente vive como hombre (o mujer) en todos sus contextos y áreas vitales, incluyendo el empleo del nombre masculino (o femenino) elegido para que se le designe.”

Habría que preguntar directamente sobre el particular a los integrantes del equipo multidisciplinar de la UTIG-MADRID: “¿Hasta qué punto son identificables Experiencia de Vida Real e Historia de Vida?”

Por otra parte, y paralelamente, es patente un intento (incoherente) de mantener el anterior “status” de la “EVR” como: 1º.- Requisito previo a las cirugías genitales; y 2º.- Fase determinada (2 años), conjunta con la hormonación, dentro del tratamiento protocolario de la UTIG.

Creemos que tales pronunciamientos contradictorios, procedentes de los componentes del equipo multidisciplinar de la UTIG-MADRID, podrían tener como causa dos motivaciones principalmente:

1,- LOABLE: El deseo de dejar atrás el ominoso (por ilegal) concepto de “EVR” que manejaban en el año 2010 y anteriores, pero tratando, al mismo tiempo, de no eliminar físicamente la expresión “EVR” de sus documentos protocolarios. El mecanismo elegido sería el de vaciar de contenido el requisito protocolario “EVR”, solapándolo y confundiéndolo con un concepto mucho más abierto e inocuo, “Historia de Vida”, para quizás superarlo y postergarlo definitivamente en una etapa posterior.

2,- CRITICABLE: La disimulada intención de confundir y engañar a los profanos en los protocolos del tratamiento de la Transexualidad, para que, de cara al exterior, todo el que se acerque piense que la “EVR” no es nada más que algo tan inocente e inevitable dentro de una evaluación psicológica como una “Historia de Vida” (Anamnesis), mientras, hacia dentro de las paredes de la UTIG-MADRID, perseveran en la manipulación de las vidas de esas personas transexuales, que siguen considerando desvalidas.

Esta última hipótesis se vería justificada por la gran cantidad de protestas recibidas por los componentes de la UTIG , y de quejas presentadas ante distintos organismos (que se van a seguir interponiendo) por parte de esas personas “desvalidas” (que sería tanto más triste que lo fueran en realidad), tratando de que se respeten y garanticen los derechos fundamentales de las personas transexuales, al nivel de cualquier usuario de la Sanidad Pública en España.

Como conclusión, esperamos sinceramente que el propósito expresado al comienzo del presente comentario (hacer patente el cambio evolutivo que ha sufrido la definición del concepto denominado “Experiencia de la Vida Real” (EVR) en los documentos públicos de la “Unidad de Trastornos de Identidad de Género” (UTIG) de la Comunidad de Madrid, en el periodo que va desde el año 2010 al presente año 2011), haya sido suficientemente cumplido.

En todo caso, se pueden facilmente consultar los documentos originales sacando cada cual sus propias conclusiones. Empero, sí nos gustaría que estas hipótesis y conclusiones finales tuvieran la suficiente difusión entre los colectivos LGTBIQ, para que a nadie le resulten una dolorosa sorpresa más tarde.

lunes, 10 de octubre de 2011

WPATH ¿Supervivencia, o Codicia?


Mantenimiento del “Test de la Vida Real” en los SOC–7 (2011)
¿Supervivencia , o Codicia?
¿Están intentando los profesionales de la WPATH  (una organización privada compuesta por unos 500 especialistas, y radicada en EEUU) “granjearse”  pacientes/clientes obligados a visitarles “regularmente” durante 12 meses, sin más razón justificada que su propio interés comercial (codicia, pura y dura)?

Es obligado decir que es lo más probable, si consideramos con la debida atención sus justificaciones, y sobre todo a la luz de sus propias definiciones y explicaciones conceptuales previas.

Los nuevos SoC-Versión 7 (2011) de la WPATH, pese a representar una enorme (y, en cierta forma, inesperada) evolución positiva en los conceptos y las definiciones relativos a las personas “trans” (transexuales, transgénero, e inconformistas de género), y a sus necesidades de asistencia sanitaria, siguen manteniendo, inexplicablemente, la exigencia de un requisito ineludible para poder acceder a una Cirugía, la de afirmación, reconstrucción, o reasignación genital (Metaidoioplastia/Faloplastia, o Vaginoplastia) que significa la permanencia del ilícito y abusivo Test de la Vida Real”.

¿Perciben esos profesionales, miembros de la WPATH, al “Test de la Vida Real” como la última forma de supervivencia profesional que les queda, antes de ver esfumarse sus opciones de seguir tratando a unos pacientes-clientes que realmente no les necesitan (en su gran mayoría)?

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El “Requisito-Test-de-la-Vida-Real” en cuestión, dice, literalmente:

“6º. 12 meses continuados viviendo en un rol de género que sea congruente con su identidad de género;”

Y, para que sea patente la exigencia ilegítima, en la subsiguiente “justificación” de tal requisito, se añade:

Los profesionales de salud deben documentar claramente en la historia clínica la experiencia en el rol de género del paciente, incluyendo la fecha en la que comenzó a vivir “full-time” para aquellos que se están preparando para cirugía genital. En algunas situaciones, si fuera necesario, los profesionales de salud pueden requerir una verificación de que este criterio ha sido completado: Pueden ponerse en contacto con personas que tengan relación con el paciente en ese rol de género congruente con su identidad, o requerir documentación del cambio de nombre legal, y/o marcadores de género, en su caso.

Y, entre medias, lo que, tal vez, sea la verdadera causa y razón de tal injerencia abusiva en las vidas ajenas:

Aunque no es un criterio explícito, es recomendable que estos pacientes también tengan visitas regulares con un especialista en salud mental, o con otro profesional médico
El soporte ofrecido por profesionales de salud mental cualificados y por personas afines puede ser inestimable para asegurar el éxito en la adaptación al rol de género.



TRES JUSTIFICACIONES FALLIDAS,
(Y UNA PSEUDO-JUSTIFICACIÓN IMPLÍCITA)


1ª La Gran Justificación: “Es lo mejor para las personas “trans”

Obviamente, como en cualquier otro proceso de salud, la gran justificación de ese requisito Nº 6 es el “mayor bien de los pacientes” y, en concreto, los SOC-7  lo explicitan así:

… esta experiencia proporciona amplias oportunidades a los pacientes para experimentar y ajustar socialmente en su rol de género deseado, antes de someterse a una cirugía irreversible.

… Cambiar el rol de género puede tener profundas consecuencias personales y sociales, y la decisión de hacerlo debería incluir una conciencia de los probables desafíos familiares, interpersonales, educacionales, vocacionales, económicos y legales, para que estas personas puedan funcionar exitosamente en su rol de género.

… La duración de 12 meses permite pasar por todo un rango de diferentes experiencias vitales y eventos que pueden ocurrir a lo largo del año (por ejemplo: eventos familiares, fiestas, vacaciones, temporadas de trabajo o experiencias escolares).

Atención: Como es evidente, esta “experiencia tutelada”, en tanto que requisito ineludible, NO es voluntaria, y NO se deja a ese grupo de pacientes que necesitan operarse la libertad de acogerse, o no, a sus tan cacareados “beneficios” y “oportunidades”, sino que SE OBLIGA A DEMOSTRAR que se ha cumplido totalmente con tal exigencia ilegal, para franquearles o impedirles el paso a la Cirugía de Afirmación-Reconstrucción-Reasignación Genital (Metaidoioplastia / Faloplastia, o Vaginoplastia), que necesitan por encima de todo.

Lo primero que hay que objetar a tal requisito, desde toda legislación garante y relativa a los Derechos Humanos y Ciudadanos, no sólo española sino particularmente europea, es que nada justifica EN NINGÚN CASO que un profesional sanitario tenga que dar el “visto bueno” a la expresión social “adecuada” o “correcta” de la identidad de género de otras personas (sean éstas sus clientes, o sus pacientes, o no), puesto que tal cosa pertenece al ámbito de su libertad privada y de su estricta intimidad, protegidas y garantizadas por la Constitución, los Acuerdos Internacionales y el resto del ordenamiento jurídico nacional e internacional.

Lo segundo que objetar es que, tal vez, podría justificarse tal “tutela” si estuvieran comprometidas directa e inmediatamente la salud o la integridad física de estas personas (por ejemplo: “¡Chica! No te pongas esos vestidos tan ceñidos, que te cortas la circulación sanguínea!”); pero alegar que las personas trans (por definición) tenemos algún problema cognitivo y no podemos conocer suficientemente los desafíos (familiares, interpersonales, educacionales, vocacionales, económicos y legales), que conllevan nuestras decisiones (o nuestra necesidad imperiosa de operarnos), hasta tanto no se nos obliga a un estilo de vida “adecuado” durante 12 meses (pasando por caja), es de un cinismo y un paternalismo bochornosos.

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Justificación: “Funcionar exitosamente, durante 12 meses, en el rol de género deseado, es necesario antes de someterse a una cirugía irreversible”.

          Lo primero que hay que resaltar es que, si tal cosa fuera cierta, lo sería para todas las cirugías irreversibles contempladas en los SOC-7. Sin embargo, los criterios o requisitos para las demás cirugías genitales (igual de irreversibles, o más), como las gonadectomías (ooforectomía, histerectomía u orquidectomía), que lógicamente conllevan como mínimo una esterilización absoluta y permanente, NO contienen ningún tipo de exigencia de vida en un rol de género u otro. Ni de 12 meses, ni de 12 horas, ni de nada.

          Lo segundo sería hacer notar que este razonamiento establece una jerarquía entre estas dos dimensiones de la disforia de género, el rol-expresión de género (la dimensión social), y la necesidad de modificaciones corporales (es decir, la dimensión física), que hace prevalecer el primero sobre la segunda, dejándola relegada a la contingencia de que lo social “salga bien” (¡A criterio del profesional!).

Traducido: Si no se consigue acreditar una satisfactoria “mejora” en la dimensión social de la disforia de género (según la subjetividad del profesional), antes, no se obtendrá el paso a la cirugía CRG-CRS, que es accesoria y secundaria.

Sin embargo, esa cirugía es definida de la siguiente manera por los SOC:

La cirugía – particularmente, cirugía genital – es a menudo el último y más considerable paso en el proceso de tratamiento de la disforia de género.

… para muchas personas transexuales, transgénero e inconformistas de género la cirugía es esencial y médicamente necesaria para aliviar su disforia de género. Para éste último grupo, el alivio de su disforia de género no puede ser obtenido sin modificación de sus características sexuales primarias y/o secundarias para establecer una mayor congruencia con su identidad de género.
Los estudios de seguimiento han mostrado el innegable efecto beneficioso de la cirugía de reasignación sexual en resultados postoperativos tales como bienestar subjetivo, cosmética, y funcionamiento sexual.
Es importante para los especialistas en salud mental reconocer que las decisiones sobre la cirugía son, primero y ante todo, las decisiones del paciente -- al igual que todas las decisiones relativas a la asistencia sanitaria.


Nos queda preguntar, como los fiscales y abogados de tantas películas norteamericanas:

.- ¿Es, o no es, primero y ante todo, decisión del paciente?...

.- ¿Cuándo mienten ustedes, señores/as de la WPATH, antes o ahora?...

.- ¿Les guía real y únicamente el mayor bienestar de este grupo de pacientes? (que no puede obtener el alivio de su disforia de género sin acceder a esa cirugía esencial y médicamente necesaria) 
.- O…, ¿No es más cierto que sólo están pensando en llenar sus agendas (y sus cuentas bancarias) de clientes/pacientes obligados a “visitarles” 12 meses, sin necesitarlo realmente (“por su cara bonita”)?...
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Justificación: Los aspectos sociales de modificar el rol de género de una persona son usualmente un desafío a menudo mayor
 de lo que lo es modificar su aspecto físico.
Cambiar el rol de género puede traer profundas consecuencias
personales y sociales”


En realidad, lo cierto es que, con tales imposiciones incomprensibles NO se está protegiendo a este grupo de pacientes de esas profundas consecuencias y desafíos (puesto que se les obliga a afrontarlos), sino evitando “equivocarse” por permitir el acceso a la operación a quien no lo necesita.

Si el éxito en desenvolverse en la dimensión social del paciente fuera verdaderamente lo que más les importa (a esos profesionales miembros de la WPATH)…, ¿Qué razón habría para impedir que los pacientes se operasen antes, adquiriendo así esa afirmación de su identidad de género que necesitan por encima de todo?...

Una vez operados, puesto que eso es lo único que puede aliviar su disforia de género, ¿No sería entonces mucho más fácil para ellos enfrentar todos esos retos y desafíos sociales?...

Con tal exigencia ineludible (Requisito Nº 6) lo que están demostrando, por debajo de su fingido “deseo de ayuda y soporte”, es que esa llamada “experiencia de 12 meses continuados viviendo” sigue siendo para la WPATH el TEST DE LA VIDA REAL”, y siguen haciéndolo obligatorio, aunque ya sólo sea para satisfacer sus fines comerciales y económicos.

Veamos; si trascribimos literalmente de los SOC-7 algunas definiciones y conceptos relacionados:

Cirugía de Reasignación de Sexo (Cirugía de Afirmación de Género): Cirugía que cambia las características sexuales primarias y/o secundarias, para afirmar la identidad de género de una persona. La Cirugía de Reasignación de Sexo puede ser una parte importante del tratamiento médicamente necesario para aliviar la Disforia de Género.

Tal cirugía, queda claro, se realiza para afirmar la identidad de género de ese grupo de personas trans, y, según los SOC, “identidad de género” es:

Identidad de Género: El sentimiento intrínseco de una persona de ser masculino (un chico o un hombre), femenina (una chica o una mujer), o un género alternativo (por ejemplo, chico-chica, chica-chico, transgénero, genderqueer, eunuco/a…).

En otro párrafo, se completa la definición con:

Para la mayoría de la gente, la identidad de género y la expresión de género son consistentes con el sexo que les fue asignado al nacer; para las personas transexuales, transgénero e inconformistas de género, su identidad de género o su expresión de género difieren de la del sexo que les fue asignado al nacer.

De nuevo, nos preguntamos: Si, según la WPATH, ese grupo de personas trans necesita la cirugía para afirmar su identidad de género (y poder así enfrentar mejor los retos de una sociedad que espera que su género sea tal como fue asignado al nacer), ¿Qué sentido tiene impedir que esas personas accedan a la cirugía hasta después de 12 meses de retos y desafíos, sin haber podido aliviar antes su disforia de género de ninguna manera efectiva?...


Veamos más definiciones defendidas por los SOC-7:

Transición: Periodo de tiempo durante el cual las personas cambian desde el rol de género asignado al nacer a otro rol de género diferente. Para muchas personas, esto implica aprender a vivir socialmente en “el otro” rol de género; para otras, esto significa encontrar un rol de género y una expresión en la que se encuentren más cómodas. La transición puede o no incluir feminización o masculinización del cuerpo mediante hormonas u otros procedimientos médicos. La naturaleza y la duración de la transición son variables e individualizadas.

Rol de Género o Expresión: Características de la personalidad, apariencia y comportamiento que, en una cultura y un periodo histórico dado, son designadas como masculinas o femeninas (esto es: lo más típico de los roles sociales masculino o femenino). Mientras la mayoría de las personas se expresa socialmente en un rol claramente masculino o femenino, algunas personas presentan un rol de género alternativo, tal como genderqueer o específicamente transgender. Todas las personas tienden a incorporar en su expresión de género características tanto masculinas como femeninas, de varias maneras y en varios grados.

Female-to-Male (FtM): Adjetivo que describe a aquellas personas asignadas mujeres al nacer, que están cambiando o que han cambiado su cuerpo y/o su rol del género desde los femeninos asignados al nacer, a un cuerpo o rol de género más masculinos.

Male-to-Female (MtF): Adjetivo que describe a aquellas personas asignadas hombres al nacer, que están cambiando o que han cambiado su cuerpo y/o su rol del género desde los masculinos asignados al nacer, a un cuerpo o rol de género más femeninos.


Preguntas Importantes: Si las identidades de género son diversas e igualmente válidas, existirán personas que necesiten la operación y tengan identidades de género alternativas, ¿no?.
En tal caso, y al no existir ya un “estándar único de género de destino, ¿En qué consiste exactamente esa “comprobación obligatoria” de que la persona candidata a la cirugía está viviendo continuadamente 12 meses…, cómo?, ¿En qué rol de género?, ¿Cuáles son los hitos vitales que se han de documentar?, ¿De qué narices están hablando?...


          Sigamos transcribiendo lo que establecen los SOC-7:


“Esta versión de los SOC reconoce y valida las variadas expresiones de género…”

“Las características de la expresión de género, incluyendo a las identidades, que no son las estereotípicamente asociadas al sexo asignado al nacer, son un fenómeno común dentro de la diversidad humana…”

“No-Conformidad de Género se refiere a la medida en la que la identidad o la expresión de género de una persona difiere de las normas…”

“Las identidades de género y las expresiones de género son diversas…”

“… una generación de personas transexuales, transgénero e inconformistas de género… ha demostrado una considerable diversidad en sus identidades de género, roles de género y expresiones de género.”

“(estas personas) Pueden no experimentar su proceso de afirmación de género como una “transición”, … porque actualizan su identidad, rol y expresión de género de una manera que no implica cambio de un rol de género a otro”

“Las crecientes visibilidad pública y conciencia de la diversidad de género, han ampliado las opciones … de encontrar un rol de género y una expresión de género que sean más cómodos para ellos.

“Algunas personas buscan una máxima feminización/masculinización, mientras otras experimentan alivio con una presencia andrógina…”

“Las personas no deberían ser aconsejadas para adoptar comportamientos con los cuales no están cómodos, o que no sienten como auténticos.”

“La disconformidad de género entre personas FtM tiende a ser relativamente invisible en muchas culturas, particularmente en Occidente.”

“Una importante tarea de los profesionales de salud mental es educar a sus clientes en relación a la diversidad de identidades de género y expresiones de género…”


          Recapacitando:

          … Si ya ha dejado de ser obligatorio pasar de un género (el que fue asignado al nacer) al “otro”;

… Si ya no hay un género obligatorio de destino (estereotipado y sexista), para cualquiera y para todas las transiciones de género completas…

… Si las identidades de género son diversas (múltiples, numerosas), y se reconocen plenamente y se validan, en completa igualdad y legitimidad, las no-pertenecientes al binario clásico “Mujer–Hombre”…

… Si las personas trans son, y deben sentirse, libres para buscar y encontrar aquellas identidades y expresiones de género en las que se encuentren cómodas, y/o puedan hallar alivio a su disforia de género…

… Si entre las personas FtM (hombres trans) tiende a ser invisible que son trans, y entre las nuevas generaciones hay quienes actualizan su identidad, rol y expresión de género de una manera que no implica cambio de un rol de género a otro…

Entonces…

Señores/as de la WPAHT:

¿Qué es lo que se supone que ha de “comprobar”, “documentar”, “requerir”, etc., ese profesional de la WPATH, durante 12 meses, antes de permitirle a su paciente el acceso a esa cirugía (que necesita por encima de todo)?...

Sean sinceros y reconozcan, valientemente, que “¡¡NADA!!, solamente eso: 12 meses más pagándoles por las visitas!!”
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JUSTIFICACIÓN IMPLÍCITA (que no se dice, pero se piensa):

“A: Es imprescindible que la persona trans viva en un rol de género determinado 12 meses para que, después de cambiar
mediante la operación la forma externa de sus genitales,
se pueda desempeñar con éxito en dicho rol"…

“B: Solo “merecen” tener genitales de forma masculina o femenina, aquellos que demuestren vivir exitosamente 12 meses en... (¿qué rol de género habíamos dicho?)"


Hay que resaltar, primeramente, la realidad diaria de las personas trans de género inequívocamente masculino o femenino que no pueden, no quieren, o deciden libremente, no someterse a cirugías genitales.

Estas personas desempeñan exitosa e inequívocamente su rol de género, conforme a su identidad profunda de hombres y mujeres, manteniendo una anatomía genital que podríamos decir que no “concuerda” con el resto de sí mismos/as. A los profesionales de la WPATH, tal cosa, en esta ocasión, les parece “correcta”.

Veámoslo:

… los profesionales sanitarios reconocen que, aunque muchas personas necesitan tanto la terapia hormonal como las cirugías para aliviar su disforia de género, otras personas sólo necesitan una de estas opciones de tratamiento, y algunas no necesitan ninguna de ellas.

… para otros, los cambios en su rol y expresión de género son suficientes para aliviar la disforia de género. Algunos pacientes pueden necesitar hormonas y quizá un cambio en su rol de género, pero no cirugías; otros pueden necesitar un cambio en su rol de género junto con la cirugía, pero no hormonas…

Observemos (siendo crudxs), como de esta realidad diaria innegable, y aceptada sin trabas por los profesionales de la WPATH, se deriva que existen entre nosotrxs:

.- Hombres trans, con vulva y vagina, cuyo rol de género es total e inequívocamente masculino.
.- Mujeres trans, con pene y testículos, cuyo rol de género es total e inequívocamente femenino.
.- Y…, ya es suficiente.

Evidentemente: nada tiene que ver la forma externa de los genitales de una persona con que pueda o no desempeñarse en un rol de género u otro, y obligar a una persona trans a sufrir 12 meses de angustiada espera, por tal “justificación” es de una estupidez impresionante.

Pero no sólo carece de fundamento lógico y práctico, sino que es profundamente contrario a la Ética y la deontología profesionales, desde la perspectiva de que todos los especialistas en salud deben ofrecer a sus pacientes aquellas opciones enfocadas a obtener los mayores beneficios para su salud física y su bienestar psicológico, y, en todo caso, evitar obligarles a procedimientos tales como pasar durante un año por situaciones incómodas, humillantes, y potencialmente peligrosas, con la excusa insostenible de un “requisito” pre-quirúrgico.

Si transcribimos de nuevo de los SOC-7:

Desafortunadamente, hay estigmatización relacionada con la disconformidad de género en muchas sociedades alrededor del mundo. Tal estigmatización conlleva prejuicios y discriminaciones que resultan en “Estrés de Minorías (Minority Stress)” (I.H.Meyer, 2003). El Estrés de Minorías es único (sumado a los factores estresantes comunes sufridos por toda la población), de origen social, y crónico, y puede hacer que las personas transexuales, transgénero e inconformistas de género sean más propensas a desarrollar problemas de salud mental tales como la ansiedad y la depresión (“Institute of Medicine”, 2011). Además de los prejuicios y la discriminación de la sociedad en general, la estigmatización puede contribuir al abuso y la negligencia en las relaciones personales con compañeros y familiares, las cuales pueden producir angustia psicológica. En  todo caso, esos síntomas están socialmente inducidos, y no son inherentes a ser transexual, transgénero o inconformista de género.


Cabe preguntarse: ¿Qué clase de experiencias y ocasiones sociales creen los miembros de la WPATH que pueden darse, al cabo de 12 meses, que requieran indubitadamente tener unos genitales y no otros?...

Sea cual sea la respuesta, “demostrar” competencia exitosa en tales ocasiones, tan solo sería posible una vez que hayan sido operados de genitales, ¡y nunca antes!...

Esas experiencias “genitales” (sean cuales sean) estarán negadas para ese grupo de personas trans, que, necesitando imperiosamente esa operación, sin embargo son obligadas a vivir durante 12 meses situaciones de estrés y riesgo elevados, sin haber hallado alivio real a su disforia de género previamente.




Volvamos a plantearnos las dudas del principio:

¿Tratan los profesionales de la WPATH (una organización privada de unos 500 especialistas, radicada en EEUU) de “granjearse”  pacientes/clientes, obligados a visitarles “regularmente” durante 12 meses, sin más razón justificada que su propio interés comercial (codicia, pura y dura)?...

¿Perciben los profesionales miembros de la WPATH al “Test de la Vida Real” como la última forma de supervivencia profesional que les queda, antes de ver esfumarse sus opciones de seguir tratando a unos pacientes que no les necesitan realmente (en su gran mayoría)?...

¿Supervivencia?... ¿O Codicia?

¡Que cada cual elija la respuesta que le parezca más acertada!…

Una sola cosa aparece como evidente, para nosotrxs, trans:

NO SE PUEDE JUSTIFICAR, DE NINGUNA MANERA, la permanencia en los SOC-7, 2011 de ese Requisito Nº 6 (“Test de la Vida Real”), para la cirugía genital, y si los miembros de la WPATH alegan su consenso “científico” en lo contrario, que carguen todos con la responsabilidad que conlleva.